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Nokia N-Gage fue un adelantado en su época que no consiguió triunfar

Fuente: pixabay.com

Nokia N-Gage es un terminal que pretendía revolucionar los juegos en teléfonos móviles hace 20 años, pero cuya demanda fue bastante limitada. Hablamos de un teléfono orientado al público gaming en 2003, una época donde no existían los teléfonos de pantalla táctil hasta que salieron al mercado en 2007 de la mano de Apple con el primer iPhone y posteriormente en 2008 el HTC G1 con Android.
En la actualidad, aunque existen teléfonos móviles orientados al gaming como ASUS ROG o Black Shark, la mayoría de smartphones son compatibles con cualquier juego del mercado. De este modo, los móviles se han convertido en una alternativa para jugar tan popular como PC o consolas, incluso proporcionando entretenimiento más allá de los videojuegos como son los casinos en línea donde podemos encontrar la rueda de ruleta automática, entre otros juegos de azar; o juegos tan tradicionales como el ajedrez o el sudoku, pero en formato digital. Uno de los más populares es Wordle, una especie de crucigrama digital donde adivinar una palabra oculta con un número de intentos limitado.
N-Gage nace de la mano de Nokia, compañía que se hizo popular en los años 90 gracias al teléfono 3310, pero cuya falta de inversión a largo plazo y la confianza de su éxito provocó que cayeran en picada dentro del sector. A pesar de ello, en 1998 superó a Motorola, convirtiéndose en el primer fabricante de teléfonos móviles, hasta controlar el 40 % del mercado mundial, hasta la llegada de los teléfonos táctiles.

Fuente: pixabay.com
Originalmente, N-Gage era un proyecto en el que trabajaban Nokia y Nintendo para lanzar un híbrido entre consola portátil y teléfono móvil. La compañía japonesa terminó por abandonar la idea, aunque Nokia quiso continuar en solitario teniendo en contra su falta de experiencia en el sector de los videojuegos.
Fue así como en 2003 N-Gage salió dentro de la serie 60 de móviles Nokia, con el sistema operativo Symbian que era el más extendido del momento. Su aspecto estaba a medio camino entre consola portátil y teléfono móvil con pantalla vertical, cruceta de control en el lado izquierdo y teclas numéricas en el derecho, donde resaltaban dos teclas de control.
Uno de los grandes problemas fue su alto precio, 300 euros. Mientras su principal competidor Game Boy Advance estaba ya asentada a tan solo 100 euros. Además, la memoria interna del dispositivo era de 3,4 MB, una capacidad limitada con tarjetas ampliables de 128 MB que había que comprar aparte.
Con un espacio insignificante, los juegos funcionaban a través de tarjetas de memoria, al estilo de los cartuchos. Asimismo, para cambiar juegos había que apagar el aparato, quitar la tapa trasera, cambiar la tarjeta e iniciar el teléfono. Acciones bastante tediosas en comparación a cualquier consola portátil.
Otro de los factores negativos que se encontró N-Gage fue un catálogo pequeño de juegos, aunque contó con grandes franquicias de lanzamiento como Tomb Raider, FIFA o Call of Duty, las desarrolladoras perdieron el interés por su baja demanda. Anunciando en 2005 el fin de su producción.
De este modo, Nokia fracasó a la hora de popularizar los juegos en los teléfonos móviles N-Gage. Pero mirando en retrospectiva, no iban desencaminados cuando en la actualidad jugar en smartphone es una práctica bastante común

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Marco Antonio Ramirez

Ingeniero Superior de Sistemas Informáticos. Me encantan los videojuegos y la tecnologia. Mi mayor logro en la vida ha sido ser padre de dos hermosas hijas. Alérgico al atún y a los heaters.

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